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Servir a Dios juntos es una oportunidad para el amor

El servicio nos aporta muchos beneficios para crecer como pareja

Es común que la mayoría del tiempo lo destinemos al trabajo o a la búsqueda del descanso y el entretenimiento, limitando la vivencia espiritual a la oración o al servicio individual que cada uno pueda hacer de acuerdo a sus dones, pero como pareja muchas veces se desperdicia una energía muy valiosa que viene acompañada con la vocación del amor.

Es cierto que el trabajo es demandante y también son necesarios los momentos de pausa. Incluso es válido el hecho de que uno de los dos se sienta particularmente llamado a hacer un aporte concreto de modo personal. Sin embargo, hay tantas oportunidades para servir y fortalecer la experiencia de la vocación tanto como novios o cónyuges.

¿Y si pudiéramos hacer algo más juntos? Está comprobado que el servicio en pareja, a pesar de llevarnos tiempo y energía, puede llenarnos con un sentido más fuerte de propósito en la relación, al tener que coordinarnos y hacer un aporte positivo juntos.

Son muchas las razones por las cuales el servir como pareja nos hace crecer en el amor. Nos aleja del egoísmo, nos ayuda a enfrentar mejor los desafíos, a aprender a coordinar nuestras tareas, a dar un ejemplo a quienes nos rodean y a usar el tiempo en la tierra de una manera más sabia y productiva.

En un mundo lleno de necesidades y que se mueve en una dirección individualista, dos corazones que se unen en Dios para servir, poniendo en práctica sus dones y capacidades, pueden convertirse en una respuesta positiva para su iglesia, su barrio o su comunidad. El reflejo de un plan divino en dos personas que han elegido amar.

Inspirar a quienes nos rodean

Dos personas enamoradas siempre tendrán la oportunidad de dar el ejemplo a los que les rodean, incluyendo a amigos y familiares. Sirvan juntos a la Iglesia por amor a Dios, y eso hará que otros se sientan inspirados a hacer lo mismo.

Si tienen deseos de criar hijos que conozcan a Jesús y tengan una experiencia de amor verdadero con las personas que les rodean, la mejor manera de enseñarles, esto es, con el testimonio de vida. Es decir, mostrándoles cómo se vive la Palabra de Dios en la vida cotidiana.

Desarrollar un sentido de generosidad

Aunque no nos guste aceptarlo, toda pareja tiene tendencias egoístas. Cuando el egoísmo lidera la relación, esto se transforma en un gran problema para dos personas que están unidas con el fin de amar y ser amados porque los aleja de ese objetivo. El egoísmo se filtra en muchos aspectos de nuestro día y a veces sin querer lo naturalizamos.

Si practicamos el servicio, inevitablemente comenzarán a fluir en nosotros hábitos de amor desinteresados. Es verdad que la gente puede terminar sirviendo con violencia y sin la actitud adecuada, pero si buscamos oportunidades para servir con un corazón lleno de gracia y amor por Dios y los demás, nuestras intenciones siempre estarán en el lugar correcto.

Utilizar sabiamente nuestro tiempo

Si no encuentran un motivo sólido para servir, hacerlo por Jesús es más que suficiente. Somos responsables de cómo amamos y servimos a los demás. Siguiendo los pasos de Jesús, sirvan a los demás para experimentar un camino de fe del que puedan reflexionar.

Cuando uno se da cuenta de que nuestro tiempo aquí en la tierra es un regalo de Dios y que al ser un don tenemos una oportunidad de poder aspirar a las cosas más grandes, pasar tiempo sirviendo a otros como pareja tiene mucho sentido. Ese tiempo siempre será un tiempo bien invertido.

Conocer y aceptar los dones de cada uno

Cada uno tiene fortalezas y debilidades. Uno puede tener dones espirituales muy diferentes al otro y, por lo tanto, diferentes formas de responder ante las circunstancias que nos presenta la vida. Sirviendo a los demás, podemos reconocerlos y valorarlos más.

Hay una tendencia humana en pensar que nuestro camino es el mejor, pero por mucho que uno prefiera sus propios dones, haz tu mejor esfuerzo por recordar la validez e importancia de los otros dones que Dios ha dado a la persona que tienes a tu lado.

Coordínanos como equipo

Servir juntos nos ayuda a pensar en una dinámica conjunta para llevar adelante un plan de acción en medio de muchas ocupaciones. Si una pareja se convierte en un buen equipo coordinando las tareas, luego cuando lleguen los hijos esto será un adicional positivo a la hora de transitar nuevas etapas.

Al principio puede parecer poco natural, pero con el tiempo, a medida que sirvan juntos, no solo pasarán más tiempo y aprenderán a trabajar mejor como equipo, sino que comenzarán a encontrar apoyo animándose y se ayudarán mutuamente a levantarse en las caídas.

Evitar quedarnos aislados

Cuanto más tiempo pasamos juntos, más dependemos el uno del otro. El peligro de esto es que podemos entrar en una etapa de aislamiento con el mundo exterior, ya que la necesidad de buscar recursos externos es menor. Esto es cierto para los recién casados cuando se mudan a nuevos lugares y entran en una etapa de la vida completamente nueva.

Podemos construirnos solos como pareja, pero hasta cierto punto. Llegará un momento en el que se necesite de una verdadera comunidad cristiana con la cual compartir. Si descubres que como pareja están viviendo en relativo aislamiento, busquen una comunidad cristiana que rece por ustedes y los edifique. El servicio podrá abrir puertas evitando la soledad.

Generar vínculos saludables

Cuando comienzas a construir relaciones con otras parejas piadosas en la iglesia, es posible encontrar apoyo no solo para la propia relación amorosa, sino también en la relación que tenemos con Jesús, y contar con amigos sabios a quienes buscar cuando lleguen tiempos difíciles. La vida no es fácil, pero no estamos solos.

Es bueno estar cerca de personas como tú que aunque sean diferentes, comparten valores, están movidos por el amor y se han trazado objetivos comunes. Dios se manifiesta sobre todo en aquellos que le siguen. Buscar relaciones sanas podrá influir positivamente en tu relación y el servicio podrá darte oportunidades de acercarte a estas personas.

Fuente
Aleteia.org

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